I AM KAGOME by Misao
Quiebre… El adiós
Antes que nada, quiero aclarar que Inuyasha y ninguno de sus personajes (lamentablemente ¡_¡) U_U¡ me pertenecen, esta historia es totalmente producto de mi hiperactiva y loca imaginación y cualquier semejanza a alguna historia, fic, película, vida real, ETC… es total y completa casualidad. Aclarado este punto quiero señalar que cambiare a mi gusto muchas escenas del manga y anime para adaptarlo a mi fic, espero les guste esto es un Kagome/Sesshomaru a aquellos que no les guste esta pareja simplemente escoja otro fic n_n¡.
Atentamente:
La Autora
Makimashi Misao Futura de S. S. L. A.)
Parte I
“Es mas fácil decir sin palabras lo que el silencio grita con desespero, mientras mi corazón herido se libera y mis lagrimas de agua y sal se vuelven sangre”
Elizabeth L.
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Cap 1: Quiebre… El adiós
- ¡ERES UNA TONTAAAAAAAAAAA!!!!! – Resonó el enojado rugido varonil, sobresaltando a una bandada de aves que descansaban en los árboles del bosque cercano a la trifulca, obligándolos a levantar el vuelo huyendo alarmados del inminente peligro. Abajo en el claro del bosque se podía ver a un grupo bastante peculiar, un monje, una Taijiya, un cachorro de Kitzune, un felino y un Hanyo muy enojado, gritándole a una joven con un uniforme escolar que resultaba un poco indecente.
- ¡Inuyasha te estas pasando, cálmate!- Aconsejo el monje aun sabiendo que sus palabras no serían escuchadas por el temperamental Hanyo, que había estado gritándole a la joven durante los últimos cinco minutos sin parar.
- ¡Es la verdad!- Disparó secamente el aludido. - ¿Ni siquiera puedes defenderte a ti misma por UNA MALDITA VEZ?...- Rugió el joven lanzándole una mirada cargada de ira que oscurecía el brillo dorado de sus ojos. - ¡Y para colmo dices que te vas a tu casa!… siempre huyendo a todo “TU” rompiste la perla y “TU” tienes que buscarla, para “ESO” estas aquí eres nuestro detector de fragmentos y nada mas, como arquera apestas y como Sacerdotisa eres mediocre, Kiky….
- ¡INUYASHA SIENTATE!- grito la joven con ríos de lágrimas corriendo libremente por sus mejillas, podía entender y aceptar que estuviera enojado por no haber tenido la oportunidad de vencer a la bruja del viento, lo que no podía entender y creer era que fuera tan duro e hiriente con ella. - ¡No digas ni una palabra mas… es suficiente, es… su-fi-cien-te ya basta… - dijo entrecortadamente mientras el Hanyo se levantaba enojado de cráter que había formado, al estrellarse contra el suelo gracias a las palabras de subyugación de la joven. – ¡Se que no soy la mejor, nunca e pretendido serlo, NUNCA HE DICHO QUE LO SEA, JAMAS LO DICHO INUYASHA, no tienes derecho a tratarme así, se que no soy como tu perfecta “Kikyo” y no pretendo ser como Kikyo!, ¡YO NO SOY NI SERE KIKYO, NI HOY, NI EN UN MILLON DE AÑOS… Y NO QUIERO SERLO!, ¡YO SOY KAGOME!… ¡K-A-G-O-M-E… “ESA” soy YO… no soy “TU” detector de fragmentos, ni “mujer” ni “moza” ni “perra” ni ningún maldito adjetivo que quieras colocarme, nací y me dieron un nombre “USALO” por que no responderé ante nada mas que eso! – Soltó Kagome con un deje de amargura, viendo Inuyasha boquear como un pez fuera del agua tratando de darle una vez mas una disculpa vacía que con seguridad aceptaría, siempre lo hacia, siempre sonreía y dejaba pasar las cosas para ser herida en algún otro momento mas en el futuro.
- ¡Kagome!...- Gimió La Taijiya preocupada por los sentimientos de su joven amiga, hacía ya un año que se había unido al grupo, y había estado observando como la aptitud de Inuyasha empeoraba cada vez mas y ocurría con mas frecuencia después de que el Hanyo se desapareciera y se reuniera con Kikyo, si sus sospechas eran ciertas y rara vez la intuición le fallaba; miró a Miroku y el monje pervertido le devolvió la mirada con calma sin muestra de estar sorprendido, al parecer no era ella sola la que se esperaba un explosión así de parte de la cándida joven del futuro, miró al zorrito en sus brazos que a su vez observaba preocupado a la joven que amaba como a una madre.
- Kagome yo…- Murmuro Inuyasha olvidando por completo su enojo al ver el daño real y palpable que había causado a la joven Miko del futuro.
- ¡No Inuyasha… esta vez no!... ¿Dime Inuyasha que querías que hiciera?... ¿Cómo querías que “yo” sola luchara contra “Kagura” Inuyasha?... Yo no tengo una espada demoníaca que puede combatir el viento… No estoy entrenada y lo poco que puedo hacer es instintivo, hice lo que pude retuve los fragmentos conmigo y logré quedarme con otro así que dime: ¿QUE DIABLOS QUERIAS QUE HICIERA SI NO CORRER POR MI VIDA COMO EL INFIERNO?- Rugió Kagome finalmente centrada su ira y atragantándose con la autocompasión aplazándola para cuando estuviera en casa. – A diferencia de Kikyo Inuyasha yo tengo una vida que perder, ella no tiene nada que perder. Nada Inuyasha…- dijo la joven mirándolo a los ojos forzando las palabras a través e las lagrimas que no dejaban de caer y obligando a su voz a no flaquear, había llegado a un punto que tenía que soltarlo todo o enloquecería- ¿Quieres creer que húyo?... ¡Bien! Créelo, no pienso gastar mi “mediocre” energía en convencerte de lo contrario… estoy cansada… Inuyasha me voy a casa, tengo responsabilidades allá también y realmente “necesito” alejarme, necesito encontrar paz conmigo misma Inuyasha, no importa lo que “TU” digas, esta vez es por “Mi”, por mi paz mental y espiritual estaré en casa por una semana y hazte un favor mientras estoy en casa y piensa en “Tu” aptitud y no se te ocurra buscarme por que te prometo que voy a sentarte de aquí al infierno y de regreso, quiero estar “sola” ok?... – Agrego cerrando el botiquín de primeros auxilios que había usado en ella misma, antes de que Inuyasha llegara rugiendo como un oso con una astilla en un pata, lo guardó y cerró el bolso amarillo que la había acompañado durante un año en sus viajes en el tiempo y en la caza de la joya de las cuatro almas, lo aseguró en sus hombros con cuidado de no lastimarse mas de lo que estaba junto a su carajc con flechas y su arco.
- ¡Una semana! Eso es mucho tiempo como vamos a buscar los fragmentos y a Naraku!- Decía Inuyasha mirando por encima del hombro derecho de Kagome mientras esta lo ignoraba olímpicamente. - ¿Que vas a hacer moza?
- ¡Inuyasha, siéntate chico!- Disparo Kagome automáticamente y sin remordimientos- ¡Sango-chan, Monje Miroku, cuiden de Shippo si? – les pidió dedicándoles una calida sonrisa a pesar de los ojos enrojecidos y un poco inflamados.
- ¡Claro Kagome-chan cuídate ok?- Contesto Sango devolviendo el gesto.
- ¡Por supuesto Lady Kagome!- contesto el monje arrimadote a Sango, que automáticamente soltó a Shippo, y este a su vez brinco a los brazos de Kagome mientras un sonoro *Plaff* resonaba con fuerza. - ¡HENTAI! – rugió Sango lanzándole miradas asesinas al monje, que sonreía tontamente con una mano marcada en la mejilla y murmuraba algo que sonaba sospechosamente a “valio la pena”.
- ¿SE PUEDE SABER POR QUE DIABLOS HICISTE ESO? - Rugió Inuyasha saliendo finalmente del cráter echando chispas.
- Simple… “dije: Usa mi nombre”, si no lo haces “Esa” será la consecuencia”- contesto Kagome secamente dejando a todos descolocados. – ¡Traeré Ramen, para ti Inuyasha no te enojes, tu te lo buscas!, Shippo, pórtate bien cariño hazle caso a Sango Ok?- dijo rascando detrás de las orejas del Kitzune que ronroneo feliz.
- ¡Si mama, tráeme una chupeta!- dijo el pequeño zorrito antes de saltar a los brazos de Sango.
- ¡Claro cielo.. Hasta luego!- se despidió colgándose el bolso a la espalda.
-¡Yo te..
- ¡No Inuyasha, no estamos lejos del pozo y quiero estar “Sola” no-me-sigas!...- Advirtió Kagome, realmente quería estar sola un rato antes de ver a su familia, el ultimo año había sido duro todos y para ella, entre sus estudios y la búsqueda de la perla poco tiempo le quedaba para descansar, e Inuyasha comportándose cada vez peor con ella, era mas de lo que podía soportar, a veces simplemente le habría gustado echar a correr y dejar a tras aquel desastre en que se había convertido su vida, desde que aquel demonio ciempiés la había arrastrado a aquella locura; había perdido la cuenta ya de las veces que había imaginado aquel día, se había imaginado a si misma dejando a Buyo simplemente allí en la caseta del pozo a que otro lo sacara de allí, se imaginaba miles de versiones, pero siempre el remordimiento de conciencia ganaba y aceptaba todo tal cual era, si no hubiese entrado en aquella caseta nunca habría conocido a Inuyasha, a Sango, Miroku, Shippo, Kirara y a otros mas que se habían convertido rápidamente, en una colección de personajes que de un modo u otro habían tocado su vida y ella había tocado la de ellos... Naraku también, aunque odiaba admitirlo, esa parte de su vida realmente apestaba, Habría deseado nunca saber de el, pero las cosas eran como eran y nada podía hacer ella para cambiar nada, estaba allí 500 años en el pasado, en un pasado donde “ella” no había nacido aun. En fin, ya no había que lamentarse por la leche derramada, ahora tenía que terminar esto, ella realmente ansiaba terminar lo que ella había empezado en primer lugar, sabía que sus inicios habían sido mas que torpes, en un acto de su propia torpeza había partido la perla y ahora era su deber reunirla de nuevo, eso lo sabía no hacia falta que se lo gritaran a la cara, “ese-error-suyo” era una herida viva en su costado al que Inuyasha y a veces la misma Kikyo parecían encantarles pinchar hasta hacerla sangrar.
Lamentablemente el destino tenia otros planes, Naraku parecía haber desaparecido nuevamente enviando a sus acólitos de vez en cuando como para que no lo olvidaran, y por mas que lo buscaban el malvado Hanyo les eludía astutamente alargando cada vez mas la batalla final y su posterior retorno a la vida “normal”, aunque por otro lado ella dudaba que alguna vez, después de vivir aquella historia, lograra tener una vida “normal” de nuevo… Total, ella conocía el futuro del Sengoku Jidai al siglo XXI pero no conocía su futuro del siglo XXI en adelante, ni siquiera sabía si sobreviviría la batalla final, era un pensamiento lúgubre que siempre evitaba cuando podía, pero que mantenía allí presente, nunca dejando de lado la posibilidad de que no sobreviviera, aquella era una ruleta Rusa y nadie tenía modo de ganar con seguridad, solo quedaba esperar y tener fe.
Kagome sonrió ausentemente perdida en sus pensamientos mientras le daba la espalda a Inuyasha y a su grupo y empezaba a alejarse hacía la aldea de Kaede, sabía que no estaba lejos, solo unos minutos caminando y ya estaría mas cerca de casa, mas cerca de su paz interior, mas cerca de su familia que la apoyaba incondicionalmente a veces con demasiado optimismo, su madre, su abuelo y su hermano actuaban como si estuvieran seguros de que ella vencería con facilidad cuando el momento llegara, ya quisiera ella ser “TAN” optimista, lamentablemente ella conocía la realidad de las cosas y su optimismo de desinflaba automáticamente, sonrió con algo de lastima por si misma, aquí estaba ahora con 16 años, el mismo Inuyasha no recordaba que hacía un año se habían conocido y que aquel día era su cumpleaños; “Inuyasha” si era un tema bastante delicado, sus sentimientos eran confusos, mas cuando ahora Inuyasha había cambiado tanto desde el retorno de Kikyo, poco importaba que estuviera muerta, poco importaba que ella robara una parte de su alma para poder permanecer en este mundo, poco importaba las veces que los había traicionado, el la a amaba y punto.- Kagome se detuvo abruptamente enfrentando aquella conclusión que se había venido negando a si misma, con los ojos anegados en lagrimas, antes de que algo grande y fuerte tropezara con ella duramente y la hiciera caer lastimándose las manos en el intento de amortiguar su caída y abriendo las heridas que había curado antes.
- ¡Fhe mujer que torpe eres!- Gruño Inuyasha quien como cosa extraña no hizo caso de su advertencia.
- ¡Inuyasha!... – Murmuro Kagome con la voz temblorosa de la rabia y el dolor, levantándose lentamente mirando sus manos sangrar y sus rodillas lastimadas. - ¡SIENTATEEEEEE! PEDAZO DE IDIOTA, ¡SIENTATE!, TE PEDI, ¡SIENTATE!, CLARAMENTE, ¡SIENTATE!, QUE NO, ¡SIENTATE!, ME SIGUIERAS, ¡SIENTATE!, ¡SIENTATE!, ¡SIENTATE!, ¡SIENTATEEEEEEEEE!!!!!!- Rugió Kagome con todo el poder de su voz resonando a kilómetros a la redonda, repotenciada por la ira que la consumía, Inuyasha por otra parte fue azotado contra el suelo brutalmente cada vez que ella lo ordenaba formando en cada golpe un cráter cada vez mas profundo- ¡ES QUE LO UNICO QUE TE PEDI FUE QUE ME DEJARAS EN PAZ UN RATO QUE NO ME SIGUIERAS!…. ¡TE DIJE QUE NO ME SIGUIERAS, PERO!, ¿TU ALGUNA VEZ ESCHUCHAS?.... ¡¡¡¡SIENTATEEEE!!!!, ¡NOOOO TU NO ESCUCHAS AL MENOS NO A MI, TU ESCUCHAS LO QUE QUIERES Y LO DEMAS LO IGNORAS!!!, ¡SIENTATEEEEEEE!!!! Y ENCIMA ME INSULTAS POR “TU” PROPIA TORPEZA, NO ME HABRIA CAIDO SI CIERTO “BAKA” NO ME ESTUVIERA SIGUIENDO CUANDO LE DIJE CLARA MENTE QUE “NO-QUERIA-QUE-ME-SIGUIERAS”!...- Rugió nuevamente sin notar tan centrada como estaba en su ira la presencia de otra persona que los observaba con creciente interés. - ¡Por Kami Inuyasha, quédate aquí o regresa con los demás por que si te pillo siguiéndome de nuevo, te juro como que mi nombre es Kagome Higurashi que me dedicare a sentarte de aquí al infierno y de regreso así me tome toda mi “corta vida humana” te juro que lo haré!, ¿Entendido?- Advirtió nuevamente lanzándole una mirada asesina al semi-inconciente Inuyasha en el fondo de un cráter que se estaba empezando a llenarse de agua.
- ¡Uhum!- respondió Inuyasha incapaz de decir nada mas, a diferencia de las veces anteriores estas sacudidas habían aumentado de fuerza y dolor, el realmente no quería que Kagome terminara dañándolo seriamente, esto solo confirmaba lo lejos que había ido esta vez y lo lejos que había llevado el humor de la joven del futuro.
- Bien Inuyasha descansa y sal de allí, eso se esta llenando de agua, no te vayas a ahogar. Inuyasha por favor no me hagas hacerte esto de nuevo, tu mismo te buscas esto, por una vez en tu vida respeta una decisión mía, respétame como persona Inuyasha… yo no soy alguien para dominar y eso ya lo sabes aun así lo intentas, no va a pasar Inuyasha, ni hoy, ni en 500 años simplemente no-va-a-pasar.- Kagome recalco alejándose de el nuevamente y tomando la dirección que la llevaría hasta el río, tenía que curarse esas heridas nuevas y volver a curar las otras que se abrieron con la caída, juró en su fuero interno y se prometió a si misma buscar la forma de estudiar y aprender de sus habilidades como sacerdotisa, no podía estar en ese estado todo el tiempo, había visto a la anciana Kaede curar enfermos con su poder espiritual, pero nunca había podido pedirle que la enseñara, entre sus responsabilidades en su época y la búsqueda de la perla a penas le quedaba para dormir, bañarse y comer, sin embargo tenía que entrenarse como fuera y de paso necesitaba otra cosa para inhabilitar a Inuyasha, iba a terminar haciéndole daño en serio pero a veces se cegaba. - ¡Grrr Es que solo a mi me pasan estas cosas! ¿Señor que hice de malo en mi otra vida para merecer esto?... ¡GRrrr olvídalo, “OLVIDA-ESO”, tacha eso, mejor… ¿Que hice de malo en mis tres vidas anteriores para que me castigues así?, Lo único que quería era graduarme de la secundaria con notas aceptables, entrar en una buena Universidad y graduarme de alguna buena carrera, trabajar, ser independiente tal vez casarme y tener un gato gordo y perezoso como BUYO! Pero nooooo tenía que venir a parar aquiiiii!!!- se quejaba sin notar que había llegado al río y su monologo desesperado tenía mas de un testigo.
- ¡Eh Moza!, ¿Ya perdiste la cabeza que vienes hablando sola?- pregunto Jaken perplejo mirando a la mujer de Inuyasha balbucear sin sentidos. De repente el aura de la mujer flameo con fuerza frente a el casi achicharrándolo.
- ¿A quien rayos llamas “Moza” tu sapo feo y malo?- Rugió Kagome quitándole inconcientemente el Báculo de dos cabezas y golpeándolo con el y mandándolo a volar por el claro. – ¿Es tan difícil Kami-sama?, ¿Es tan condenadamente difícil llamarme por el nombre que me dieron mis padres? ¡mi nombre es Kagome, K-a-g-o-m-e y el día que lo uses dejare de llamarte “Sapo “ y te llamare por tu nombre ok?- finalizo apuntándole con el báculo y dejándolo caer, quedándose paralizada en el sitio, allí justo a un lado de donde había caído el sapo inconciente estaba el hermano mayor de Inuyasha con los ojos cerrados, parecía dormir muy relajado, pero algo le decía que no se había perdido un solo detalle de la escena.- ¡Hunnm… ¡bien aclarado eso… estooo… buenos días Sesshomaru!- Saludó mas por ser costumbre innata en ella, que por deseos de llamar la atención del temible Taiyoukai, que había atentado contra su vida en mas de una ocasión y que reflejara abiertamente el desagrado que le producían los “débiles humanos” como solía generalizarlos.
-Sangras… - espetó Sesshomaru ignorando olímpicamente el saludo y dándole todo el poder de su ambarina mirada que parecía ordenarle que desapareciera de su divina presencia de inmediato, aquella mujer lo perturbaba de una manera que no comprendía y que definitivamente le molestaba decidió, el no quería ser perturbado por nada ni por nadie, mucho menos mujer humana de su medio hermano, sin embargo ella lo había perturbado desde el primer momento en que la había visto intentar defender con fiereza a su medio hermano, de el mismo Lord de las tierras de Oeste cuando buscaba a Tessaiga, y cuando solo ella había podido liberar la espada del sello de su padre le había intrigado y la había atacado en consecuencia, Sesshomaru sintió a su bestia removerse y gruñir inquieto, decidió dejar el asunto de “aquella” Miko en paz, no era sabio alterar a su bestia.
- ¡Kagome-sama!- Gritó una niña de unos nueve años sonriendo alegremente con un puñado de flores en sus manos y dispersando automáticamente la tensión del ambiente.
- ¡Hola Rin-chan mira que grande estas cariño!- Saludo Kagome dulcemente acercándose a la niña y dejando caer la pesada mochila el carajc con flechas y el arco a un lado antes de envolverla en una abrazo que esta devolvió con entusiasmo.
- ¡Estas lastimada!- Exclamo Rin alarmada viendo las heridas de Kagome que sangraban.
- ¡No es nada cielo, me caí y me lastime soy tooorpe!- Kagome se burlo de ella misma guiñándole un ojo a Rin sin dejar de sonreír.
- ¿Todas esas de una caída?- Señalo Rin mirando su brazo izquierdo vendado y un rastro de sangre que se hacía mas grande en sus costillas.
- ¡Oh rayos, Oh rayos, mama va a matarme!- Gimió Kagome mirando su uniforme destrozado, si bien el nuevo uniforme azul no dejaba ver tanto las manchas de sangre como el anterior, su madre iba a molestarse por el daño a este. – ¡ejem... No cielo las otras heridas son de un pelea con Kagura… pero todo bien, ella también llevo su parte de heridas. – contesto Kagome guiñándole un ojo para retarle importancia a su estado.
- ¡Vamos a lavarse esas heridas!- Ordeno la niña con una autoridad que por un momento le recordó a su madre, Kagome lanzó una mirada nerviosa hacia Sesshomaru que la vigilaba, como siempre que coincidía con su joven protegida y el sapo que empezaba a despertar, Kagome puso los ojos en blanco mentalmente decidiendo que no iba a malgastar su tiempo en mortificarse por el sapo, ahora Sesshomaru era otra cuestión MUY diferente.
- ¡Esto… no cariño estoy cerca de la aldea de la anciana Kaede, solo me curare las manos y las rodillas y seguiré mi camino, mi madre me espera y ella con seguridad me colgara de las orejas hasta arrancármelas por arruinar mi nuevo uniforme- contesto Kagome sonriéndole, mientras abría el bolso y sacaba su botiquín de primeros auxilios definitivamente mas liviano que de costumbre.
- ¡Pero!...- discutió Rin, mirándola genuinamente preocupada.
- ¡Rin… Déjala! – ordeno Sesshomaru observando la escena sin inmutarse, obviamente Rin con sus limitados instintos humanos, no percibía la incomodidad de la Miko, pero el si podía percibirlo, si bien su primer instinto era hacer que dejara de sangrar por que alteraba a su bestia, entendía que la mujer se sintiera incomoda en su presencia, todos los “humanos” con la sola excepción de Rin, se sentían incómodos alrededor de el, y a el le gustaba que fuera así decidió ignorando a su bestia gruñir enfadado.
- ¡Si déjala, si ella quiere ir apestando por todo el camino mejor con suerte alguien termina de ma…. – soltaba Jaken eufórico y con los ojos negros brillantes de sanguinaria esperanza, hasta que el puño de Sesshomaru se estrello contra su cabeza dejándolo inconciente otra vez.
- ¡Gracias Sapo, yo también te quiero!- masculló Kagome para si misma aunque Sesshomaru fue capaz de captar sus palabras cargadas de sarcasmo y se encontro admirando los bríos de la mujer de su hermano, debía admitir que la joven no era como ninguna de las mujeres youkais o humanas que había conocido en su excepcionalmente larga vida, dada su naturaleza demoníaca.
- ¿Y tu vives en la aldea de Kaede-Obachan?- pregunto Rin mientras Kagome lavaba y desinfectaba sus heridas mascullando insultos incomprensibles para no chillar por el ardor de los medicamentos.
- ¡No cielo, vivo cerca de la aldea de Kaede!- contesto Kagome ahogadamente jurando en su fuero interno por darle aquel espectáculo de su miseria personal a Sesshomaru que con toda seguridad estaría disfrutando de su dolor y de lo débiles que eran lo seres humanos. *** ESTUPIDOOOOO, estupido Inuyasha, estupida perla, estupido Naraku, estupido Sapo y ttttuuuuuu estupido Youkai-asesino-perfecto, soy-el-mejor, endebles-humanos GRRrrrr!!!!! ESTUPIDOOOOOOO!!!!*** Juraba alegremente en su mente donde nadie podía escuchar sus desvaríos histéricos.
- ¡Kagome-sama esta gruñendo! ¿Le pasa algo duele? – Pregunto Rin inocentemente logrando que Kagome saliera de su trance y se volcara el alcohol en las rodillas, Kagome la miro con los ojos aguados de las lágrimas de dolor que se estaba obligando a contener, la niña la miraba con aquellos ojos marrones de cachorro abandonado, Kami era imposible para ella molestarse con alguien como Rin.
- ¡No… cielo… arde… un poco… Pero… así me curo!...- Dijo Kagome resoplando, mientras se ponía las bandas adhesivas en las rodillas y varias mas en las manos.- ¡Kami me caigo a pedazos!- suspiro cansinamente guardando todo dentro del bolso.
- ¡No creo que sea para tanto!- Soltó Rin alarmada, aunque la seguía mirando como si esperaba que de repente se desmoronara en una montaña de piezas frente a ella.
- ¡No cielo es solo una expresión, mira tengo algo para ti, no te lo había dado por que hace un buen rato que no nos vemos!- dijo sacando un bolso negro de Jean pequeño de su mochila, a lo que Rin reacciono con una sonrisa brillante de emoción.- ¡Uy… pero… esto… err… Sesshomaru esto es para que ella se lave los dientes y para su aseo personal!, ¿puedo dárselo? – se obligo a preguntar, después de todo la niña era su protegida así que era correcto preguntarle a el primero, no fuera a ser que lo tomara como excusa para intentar derretirla con su veneno.
-Hnn- se limito a decir Sesshomaru dejando a Kagome mirándolo a los ojos totalmente confundida, preguntándose ¿Que diablos quería decir con eso?
- ¡Gracias Sesshomaru-sama!- soltó alegremente la niña, mientras que Kagome rompió contacto visual se encogió de hombros y soltó el nudo de bolso decidiendo que si sumaba a sus preocupaciones la falta de conversación de Sesshomaru simplemente enloquecería y saldría chillando como si este la persiguiera con sangre en los ojos.
- ¡Bien Rin, presta atención, es necesario para nosotros los humanos bañarnos todos los días, las veces que sea necesario!, ¿ok?... ¡esto es un jabón de hierbas si le preguntas a la anciana Kaede te enseñara a hacerlo, con esto te lavas el cuerpo ok?...- explicaba Kagome asegurándose de que la chica entendiera. - ¡Bien, esta botella rosa es Shampoo esto sirve para lavar tu cabello y que quede brillante y limpio, esta botella amarilla es acondicionador, esto lo echas después de lavarte el cabello y enjuagarlo, lo dejas un ratito y luego lo sacas esto te ayuda a peinarlo sin que se enrede tanto y duela ¿ok?, le dejé la receta de estos dos a la anciana Kaede... y este frasco blanco es canela en polvo y esto- dijo sacando un frasco verde- son hojas de menta, las puedes encontrar en el bosque, lo que vas a hacer es triturar un par de hojitas de menta en un recipiente que tienes aquí, - agrego sacando un pequeño mortero de piedra. – con unas gotas de agua y un poquito de polvos de canela hasta que tengas una pasta, eso lo colocas en este cepillo naranja y te lavas los dientes con eso todos los días, preferiblemente al despertarte, antes y después de cada comida, te enjuagas luego con agua, el cepillo grande es para tu cabello ok?. – dijo finalmente Kagome, colocando todo dentro y entregándole el bolso a una sonriente Rin.
- ¡Gracias Kagome-sama!- dijo Rin emocionada tomando el bolso entre sus brazos como si fuera el objeto mas preciado que tenía.- Kagome sonrió al verla, de cierta forma Rin le recordaba a ella misma cuando era una niña pequeña, solo esperaba que el destino fuera mas benévolo con la pequeña de lo que había sido con ella y nunca la pusiera en la posición en la que estaba ella ahora.
- ¡De nada Rin!- dijo Kagome levantándose y asegurando su bolso y el Carajc con arco y flechas en el brazo sano,- ¡A una cosa Rin, El Shampoo y el jabón pican en los ojos, así que trata de que no caigan en ellos ¿si?- Dijo Kagome dándole un abrazo a la niña antes de volverse para retomar su camino.
- ¿Todavía estas aquí?- acuso el Sapo recuperando la conciencia.
- ¡Cállate!- Disparo Kagome con fastidio ignorando al Demonio Kappa olímpicamente y deteniendoce frente a Sesshomaru. - ¡No te ofendas Sesshomaru, pero… Sabes que Rin esta creciendo y bueno ella esta cambiando…
- ¡Ve al punto Miko!…- dijo este levantándose sobrepasándola en estatura, obligándola a levantar la mirada para poder verle el rostro, Kagome se sintió diminuta frente al hermano de Inuyasha, este a diferencia de Inuyasha lograba imponerse sin mucha alharaca y aunque le habría encantando mandarlo al mismísimo infierno apreciaba demasiado su vida como para “empujar” mucho al Taiyoukai, que la despacharía a ella al infierno sin mucha ceremonia. – Este Sesshomaru sabe que va a mo..
- ¡No... Por Kami Sesshomaru, No me refiero a eso!... yo evito pensar en eso!...- Lo corto ella sudando frío aterrada de su propio atrevimiento. *** ¿Quien diablos le mandaba a abrir la boca?, ¿Por que se metía en la boca del gran Youkai-malo-y-venenoso? ¡Aaaaaaah! Si, “Rin” esa simpática niña que le robo el corazón la primera vez que la vio… era idiota, era muy idiota si!*** pensaba histérica – ¡ejem… errr, no se que tanto sepas del crecimiento de los niñas humanas Sesshomaru, pero Rin esta cerca de cambiar unos años mas o unos meses mas no lo se con seguridad a veces el cambio llega temprano a los 10 años y otras veces a los 13, y cuando eso suceda ella necesitara a una mujer que le explique lo que ocurre en su cuerpo y como esta cambiando y bueno… un millón de cosas mas, se que no te caigo bien… ehem… bueno a ti nadie a excepción de Rin te cae bien, así que por ella, acércate a la aldea de la anciana Kaede y ánima a Rin-chan a que hable con la anciana para que ella la guié cuando el momento llegue y…
- ¿Hablas de el celo Miko?- Pregunto el impasiblente sin dejar ver expresión alguna y observándola con atención, por lo que le era imposible a Kagome saber de que animo estaba, bueno habían cruzado mas de tres palabras y aun tenía la cabeza en su lugar así que parecía que estaba de buenas.
- ¿El… Q..Qué… que?... – Balbuceo ella boquiabierta sonrojándose hasta la raíz del cabello y retrocediendo tres pasos poniendo distancia entre ella y el Lord del Oeste instintivamente, mientras este permanecía en el mismo sitio mirándola impasible con la sola excepción de una elegante ceja arqueada en una pregunta muda. - ¡No por Kamiiiiiii… no, las humanas no sufrimos de esos… errr... “males”!... solo llévala con Kaede y ella le explicara, si este cambio llega sin que ella entienda lo que le sucede, ella va a estar muy asustada, Sesshomaru y bueno tu puedes pensar mal y terminar matando a medio mundo creyendo lo peor… y bueno no es que eso te importe mucho no? Jejejeje… solo piénsalo ok?... yo esto… mejor me voy si?. Hasta luego Rin-chan cuídate!- se despidió nerviosamente agitando el brazo sano y casi echando a correr lejos del Taiyoukai que parecía a punto de transformarse y tragársela después de una buena masticada.
- ¡Hasta luego Kagome-sama vuelva prontooooo!- Se despidió Rin mostrándole a Ah-Un los regalos de Kagome, mientras que Sesshomaru permanecía impasible mirando a la extraña Miko, que había apaleado a su hermano hasta la semi-inconciencia, que habia dado regalos y consejos a su protegida y se había atrevido incluso a darle consejos a el, al Gran Taiyoukai Sesshomaru, lord de las tierras de Oeste ni mas ni menos. Sesshomaru miro a su protegida atentamente como si nunca la hubiera visto antes, estaba un poco mas alta y su cuerpo infantil estaba dando paso a las formas de una mujer en ciernes, por un momento se quedo congelado en el sitio, ella estaba envejeciendo como todos los humanos, ella estaba cambiando y si era honesto con el mismo, no sabía absolutamente nada sobre el cambio que esa Miko le había echo notar.
- Maldita mujer…- Gruño Sesshomaru apartando la mirada de su protegida y viendo a la joven Miko cambiar su paso rápido y echar a correr como si los demonios del inframundo la persiguieran, tal vez la joven Miko había sentido su Youki elevarse e ir tras ella a darle caza. *** Tonta *** -pensó mirándola, correr solo incitaba a los instintos de su bestia a la caza, pero matarla no cambiaba el echo de que decía la verdad, Rin necesitaba saber lo que sucedería con ella, y el necesitaba saber que haría con ella entonces, cuando “ese” cambio sucediera. - ¡Rin, Jaken, no vamos!
…
- ¡Tonta, tonta, tonta, tonta, tonta!- resoplaba Kagome aferrandoce a su Sutra como si su vida dependiera de ello, mientras llegaba a la aldea de Kaede jadeando por el dolor y el esfuerzo. *** Es que solo a ti pedazo de tonta se te ocurre la brillante idea de darle un consejo-advertencia-sermón, nada mas y nada menos que a Sesshomaru, el no se tocaría el corazón “si es que tiene” para meterse en el papel de la reina de corazones de Alicia en el país de las maravillas y cortarte la cabeza alegremente con sus propias garras venenosas por eso, pero encima sacar a relucir su ignorancia sobre “algo” uffffffff es que solo YO, el pato Lucas, y el coyote ufff…f nota mental para mi, resaltar que “YO” supero con creces a los dibujos animado… rayos que poco sentido de supervivencia tengoooooo!!!!*** pensaba agitada sin dejar de echar miradas atrás por si Sesshomaru decidía que era una impertinente y resolvía sacarla de su miseria con un solo movimiento rápido de su muñeca, respiró ahogadamente deteniéndose frente a la cabaña de Kaede.
- ¡Kagome, muchacha pasa!- Saludo Kaede desde adentro, Kagome dejo caer por tercera vez aquel día su mochila el arco y las flechas y se sentó frente a la anciana Kaede.- ¿Que tienes niña que vienes tan agitada?.
- ¡Hm.. Nada anciana Kaede solo soy una tonta!... esto… podría curarme un poco antes de irme a casa, no quiero que mi madre se preocupe!- pregunto Kagome agotada por la carrera y al parecer todo lo que había pasado hasta ahora, finalmente se lanzaba sobre ella con toda su fuerza.
- ¡Claro muchacha!- dijo la anciana sabiendo que aguas profundas cruzaban los ojos azules de la joven Miko del futuro, pero que ella no diría mas de eso, era la naturaleza de la joven no agobiar a otros con sus problemas, pero ella podía saber sin preguntar que Inuyasha y su propia hermana eran los causantes de aquella aura de tristeza de la joven del futuro. Kaede deslizo sus manos sobre las costillas de Kagome sin llegar a tocarla, la joven sintió como un ligero picor y un calor se acumulaba agradablemente sanándola.
- ¡Anciana Kaede, ¿Que puedo hacer para mejorar mis habilidades de sacerdotisa?- Dijo Kagome finalmente retirándose las vendas del brazo izquierdo donde ya no habían heridas que sanar y los parches de sus manos y rodillas. – ¿Como puedo aprender esto, a sanarme a mi misma y a los otros?
- ¡Tienes que entrenar muy duro muchacha, Kikyo fue entrenada desde que aprendió a andar y cuando yo nací hicieron lo mismo conmigo a pesar de que mi habilidad no era tan grande como la de mi hermana, ¿Cómo sanar?, ¿Como mejorar?, primero medita, necesitas equilibrio en cuerpo, mente y alma, tal vez te cueste un poco por que mi hermana tiene parte de tu alma ahora, para permanecer en este mundo, pero si logras hacerlo a pesar de eso entonces serás una sacerdotisa, tal vez mas fuerte que mi hermana!- contesto la anciana viendo finalmente parte de la angustia de la joven.
- ¡Kaede, yo no quiero ser mas o igual de fuerte que Kikyo, solo quiero mejorar para dejar de ser una carga para todos, no hace falta ser un genio para ver que yo soy el punto débil del grupo, solo quiero mejorar no es una competencia de talento!.- Dijo Kagome automáticamente, temerosa de que Kaede pudiera pensar que su objetivo fuera ser más que su amada hermana, por que sabía que fuera lo que fuera Kikyo, Kaede seguía amándola como su hermana que era, e incluso podía entenderlo, por que pasara lo que pasara con Sota ella lo amaría igual y si fuera al revés sabía que su hermano nunca dejaría de amarla, esos eran lazos irrompibles, intocables muy sagrados y ella los entendía perfectamente.
- ¡Lo se muchacha, lo se, se que eres demasiado noble para eso, yo solo digo lo que siento, en fin, medita trata de equilibrarte, cuando sientas que estas lista, solo visualiza tu poder siéntelo dentro de ti, siente como fluye por tu sangre y dirígelo a tus manos, sobre una herida imagina como esta se cierra limpiamente, imagina la herida, la piel, la carne, el hueso y la sangre libre de mal, de enfermedad y cerrándose limpiamente; contra un enemigo, imagina que es un arma afilada que tienes en tus manos y tu poder actuara como tal; tratare de ubicar algunos pergaminos para ti para que estudies y mejores, pero principalmente debes meditar, debes de llegar a un acuerdo con tu mente, cuerpo y alma y podrás hacer todo lo que quieras, tu poder es definitivamente mas grande que el mío y el de mi hermana, solo que pareciera que algo te bloqueara, por ahora llévate este royo para iniciar estará bien.- dijo la anciana entregándole un royo muy viejo de pergamino.
Kagome sonrió agradecida y dejó sus flechas y su arco en la cabaña y corrió hacia el pozo saludando a los pocos aldeanos que encontró en su camino. Finalmente llegó a su destino y sin esperar un segundo más trepó el borde y saltó como lo había estado haciendo durante el último año, la luz azulada la envolvió en hondas parecidas al agua llena de energía, al tocar el fondo pudo sentir la diferencia y supo con seguridad que estaba en casa, trepó la escalera y salió de la caseta del pozo y soltó el bolso por cuarta y ultima vez en ese día, en la entrada de la casa junto a sus zapatos, respiró profundo sosteniendo el pergamino contra su pecho como, el faro de esperanza que era para ella y por primera vez en aquel día sonrió de corazón.
Owari…